martes, 3 de noviembre de 2015

fedon o del alma




El Fedón diálogo escrito por Platón, narra las últimas horas de Sócrates. Aborda principalmente el tema de la muerte, argumentando sobre la pre-existencia del alma con respecto al cuerpo y sobre su inmortalidad.

En el Fedón no se enfrentan personas sino doctrinas, y los interlocutores buscan cuál es la verdadera. El diálogo muestra las razones por las que el filósofo no debe temer la muerte, sino recibirla con alegría porque no sólo existe una vida en el más allá, sino que hay una ley cósmica que premia o castiga las almas, según su comportamiento en este mundo. La intención principal ha sido trazar una “filosofía de la muerte”, tomando como base la muerte de un hombre ejemplar: Sócrates.

El mensaje del diálogo, es pues la búsqueda de la verdad como la primera tarea del ser humano y el Fedón insta a seguir el camino de la sabiduría.

El Fedón es un diálogo en el que se relata otro diálogo. La escena transcurre en Fliunte, un conocido centro pitagórico. El dialogo comienza cuando Equécrates, un pitagórico de la ciudad de Fliunte pregunta a Fedón de Elis si estuvo presente el día de la muerte de Socrates . Al responder afirmativamente le pide que le relate sus últimas horas y amigos que le acompañaron... Fedón acepta y cuenta como testigo presencial este último día de Sócrates dirigiéndose a un grupo de personas de la secta pitagórica.

Otros personajes que aparecen son Simmias y Cebes, interlocutores de Sócrates en el diálogo que se desarrolla en su celda. Cebes , más lógico que Simmias, es más desconfiado y sin embargo es Simmias el que no acaba de convencerse al final del diálogo. Sócrates es el principal y aparece como un gran hombre que va a emprender el viaje definitivo y ofrece a sus alumnos las razones por las que deben perseverar en la práctica de la filosofía.

El diálogo describe una muerte aceptada, la acción se desarrolla en un solo día y es un recuerdo, los sucesos ya han pasado.

El relato de la conversación está dividido en dos mitades: en la primera parte hay una introducción en la que se destaca que el filósofo no debe temer a la muerte, puesto que el cuerpo es un impedimento para el conocimiento, aunque matiza que nadie se puede suicidar porque somos propiedad de los dioses y termina con la explicación de las leyes del destino, que establecen un sistema de recompensas y castigos, relacionadas con la teoría de la metempsicosis, o de la transmigración de las almas. La vida en el universo depende del continuo ciclo de las almas que se van encarnado sucesivamente en diversos seres humanos o animales según las faltas o buena conducta en esta vida.

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